Armemos un
fuerte, con las sabanas floreadas que tu vieja compro en un catálogo, que las
paredes sean todas las sillas del comedor y que no haya lugar para el terror
que nos da querernos, hagamos las preguntas más tontas y simples del mundo para
reírnos un ratito, contame tus peores luchas y quizás, solo quizás, yo te
cuente las mías pero no dejemos que por nada del mundo los fantasmas del pasado
nos soplen las paredes como la casas del segundo chanchito, si queres jugamos a
las cincuentas sombras de Grey pero no cedamos a que el miedo nos aleje aún más,
rompamos el prejuicio de los millenials, aquellos a los que tanto miedo les da
demostrar por no ser “intensos”. Que esta utopía este siempre de pie para
cuando el mundo real sea tan malo como lo es siempre, con tus galletitas
favoritas y una coca, la peli que más te guste y todo el amor que tengas para
darme, nunca deje de tener ganas de volver a querer con lo lindo que es sentir
el olor al café recién hecho en tus manos, ni hablar cuando esa cama se desarma
por las noches o con esas siestas de invierno, detalles simples con los que
compartir amor. Ármame una utopía más en donde me quieras de verdad, sanamente,
sin atisbos de lastimarme porque no sé si mi corazón aguantaría una curita más
porque las curitas solo tapan y un dolor tapado jamás deja de gotear, no
hagamos despelote porque después no lo vamos a poder arreglar, hagamos las
cosas bien diciendo las cosas de una, no me mantengas en tu vida si ya no tengo
lugar en este fuerte, irme es más llevadero que verte entrar y salir porque no
sabes lo que queres, entonces…¿Lo armamos o seguimos esperando?
Maite Fedeli.