Soy fanática del "amor eterno".
Creo firmemente que a mí escribió Jane Austen, otra opción es que en mi otra vida nací en la época en dónde dos personas se amaban tanto que preferían morir tomados de la mano recostados en su cama que morir solos en plena soledad. Creo que es eso, una época equivocada.
Soy fanática de una fantasía.
Fanática de querer pertenecer a alguien y viceversa, que alguien me pertenezca, no en el sentido de posesión, asfixiante y desoladora, en el sentido de compartir ese anillo que va en el dedo anular, que nos brillen los ojos al mirarnos, y que siempre se nos alborote el corazón cuando nos fundimos en un abrazo.
Ya sabes, una fantasía, el vestido blanco, que él "mi mujer", los domingos de truco y asado, las navidades repletas de familiares.
Una fantasía. Que me ame tanto que siempre quiera solucionar los problemas, que nunca se rindan por mí, que no resistan la distancia.
Él es mi "él". Perdón, lo fue.
Soñé siempre que de su garganta saliera ese tibio ronroneo cuando diga ese pronombre, con esos domingos, el vestido, el traje, las navidades, reyes, todo…pero yo no soy su "ella".
Llegué tarde. O depende de quien lo mire, quizá llegue temprano.
No es que no me ame, es que simplemente yo no soy su "ella".U
na fantasía.
De amor eterno, con alguien que ya tiene dueña.